Hay muchos editores que creen que los periodistas no necesitan elogios. Ellos deben estar agradecidos por el empleo y el pago, dicen. No debemos inflar sus egos con elogio porque se volverán insoportables.
Hay más: los editores escépticos dicen que elogiar a un periodista por un trabajo que tiene fallas refuerza los malos hábitos.
Saltan a la vista las fortalezas
Entiendo este punto de vista porque era el mío por muchos años. Pero he visto cómo el elogio tiene usos prácticos y contribuye a un ambiente más profesional.
Muchas veces una persona con talento no puede verlo. Para ella, escribir o diseñar bien es algo natural, como respirar. Elogiar a una persona le ayuda a identificar sus propias fortalezas y a enfocarse en ellas. Para un jefe, hay un retorno mucho más amplio de desarrollar los talentos de una persona en vez de enfocarse en sus debilidades. (No descuides la crítica: aquí tienes 6 tips para hacer una crítica efectiva.)
Otro beneficio es que el elogio refuerza los estándares de calidad del periodismo de un medio de comunicación. Cada ejemplo del elogio es una oportunidad para declarar cuales son los valores y la ética del medio.