La explosiva investigación sobre los paraísos fiscales usados por políticos y grandes fortunas supone un nuevo nivel de sofisticación y colaboración en la profesión periodística.
La dimisión del primer ministro de Islandia, cuyas maniobras financieras en un paraíso fiscal para evitar impuestos sobre unos 3,5 millones de euros ha sido desvelada en esos Panama Papers, demuestra la importancia de los hallazgos realizados por el equipo de 376 profesionales, de 109 medios, de 76 países.
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La dimisión del primer ministro de Islandia, cuyas maniobras financieras en un paraíso fiscal para evitar impuestos sobre unos 3,5 millones de euros ha sido desvelada en esos Panama Papers, demuestra la importancia de los hallazgos realizados por el equipo de 376 profesionales, de 109 medios, de 76 países.
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Los logros de los periodistas son varios. En una profesión donde se resguardan información y fuentes celosamente, y se ve a otros medios como competidores, todos los periodistas del equipo acordaron en que no publicaran nada hasta la hora y la fecha seleccionada. Todos estos periodistas, acostumbrados a trabajar como ‘lobos solitarios’, debían cooperar a pesar de sus diferencias nacionales, culturales y lingüísticas.
Y debían utilizar las nuevas técnicas y herramientas de big data para sacar el jugo de 11,5 millones de documentos que contenían miles de nombres de personas, familias y organizaciones que tendrían significado sólo para los reporteros que, por su procedencia geográfica, tenían el contexto para saber interpretarlos correctamente. Otra vez, requería una cooperación total.