En mi papel de profesor, me pregunto frecuentemente qué impacto tienen mis clases en las mentes de los alumnos. Honestamente, ¿cómo es posible que cualquiera persona preste atención a una clase al cien por cien durante 45 minutos? ¿Es posible que a veces se distraiga?
Mientras explico la teoría de las externalidades del mercado, todas las empresas mediáticas del mundo están compitiendo conmigo por la atención de esos alumnos. Todas están deseando desviar las miradas de los alumnos desde mi powerpoint hacia los mensajes de sus anunciantes en los móviles.
La industria de la distracción ha desarrollado herramientas cada vez más poderosas para distraer a la gente de lo que están haciendo para mirar a las pequeñas pantallas. Aprovechan timbres, vibraciones, destellos, y quién sabe qué más.
¿Qué persona podría seguir escuchando mi discurso tras recibir una notificación en su móvil en la que su ex-pareja ha comentado algo sobre una nueva foto en su perfil? ¿O una alerta en la que se comenta una noticia sobre las últimas declaraciones tontas de un presidente? No hay punto de comparación.
Mientras explico la teoría de las externalidades del mercado, todas las empresas mediáticas del mundo están compitiendo conmigo por la atención de esos alumnos. Todas están deseando desviar las miradas de los alumnos desde mi powerpoint hacia los mensajes de sus anunciantes en los móviles.
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¿Qué persona podría seguir escuchando mi discurso tras recibir una notificación en su móvil en la que su ex-pareja ha comentado algo sobre una nueva foto en su perfil? ¿O una alerta en la que se comenta una noticia sobre las últimas declaraciones tontas de un presidente? No hay punto de comparación.